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Un dia precioso, si señor, de esos que salen a veces y en los cuales merece montar en bici y salir al campo. La temperatura ideal, el sol brillando y el aire inexistente, el día pintaba genial.
Nos pusimos en marcha y rapidamente estabamos a los pies de Alarcos, para bajar por su vertiente sur y subir "el mortirolo" que desemboca en Valverde y desde allí, subida hacia la Casa de La Posadilla, esto pasó en un abrir y cerrar de ojos, entre charlas, chascarrillos habituales y tontás de unos y otros.
Bajamos la carretera dirección Corral para desviarnos a la derecha y tomar el camino del "Arroyo del Lobo", que preciosidad de paraje, entiendo que el camino se llame así, por que más que un camino parecia un arroyo. En este punto, el barro, la tierra volcánica, allí se hace más pegajosa que en cualquier otro lado, más que ruedas llevabamos donuts y más que suelo pareciamos llevas velcro en las ruedas. Varias veces tuvimos que detenernos para limpiar el barro de nuestras bicicletas, por que tanto era este, que conseguía frenarlas.
Camino arriba y descenso hacia la Laguna volcánica de Peñarroya, inigualable paraje.
¿Luis, donde está Luis?...no sabemos como, pero como si lo hubieran abducido en un abrir y cerrar de ojos, desapareció. Después de un largo rato de espera, volvió a aparecer de la misma forma que se había ido. En este punto también nos encontramos con Marcos, el Lobo Solitario, que se unió al grupo y terminó haciendo la ruta, junto a nosotros.
Lo más bonito estaba por llegar, una bonita senda, trialera o como se le quiera llamar, adentrándonos en el bosque, los acebuches, encinas, romeros, rodeaban el camino por todos lados, peligrosos en algunos lugares, en los que tuvimos que poner pie en tierra, pero que nos hizo sentir el lado más vibrante del Mountain Bike. Felices nos sentiamos de practicar este deporte, que nos regala parajes como este. Un poco más abajo, el Puente de las Ovejas y el famoso Martinete.
Visitamos la fundición y desde allí, vuelta a casa por el camino de Corral hasta el Puente de Alarcos. Volvimos exhaustos a casa después de 75 Kmts de viaje; la mañana habia sido larga entre unas cosas y otras, pero nos sentiamos felices de disfrutar de la naturaleza de ese modo.
Sobresaliente mayúsculo para esta ruta.
