Recorrer el Camino, rezar en sus iglesias, y hablar con los bosques, sentir los ríos, el aire, renovar ilusiones y conocer un poco más el mundo y los seres que en el habitan. Recorrer el Camino, es como tener un sueño antes de ir a dormir, escuchar el sonido de las hojas posándose en el suelo, el árbol majestuoso y milenario que te observa, la montaña impasible en el horizonte, y tu espíritu aprendiendo de todo ello. Recorrer el Camino, observar distintos paisajes, oír distintas lenguas, respirar distintos olores, cuando todo ello junto representa la ilusión, tu promesa y tu reto, el aprendizaje y ante todo tu superación. Recorrer el Camino, es viajar al lugar que nadie pregunta por que vienes o vas, ni que quieres encontrar, ni siquiera si crees en Dios, todo es buena fe, se respetará tu silencio y te acogerán como amigo allá donde vayas. Recorrer el Camino, es un fenómeno único digno de ser vivido al menos una vez en nuestra vida, donde llegues, habrá otros peregrinos, se formarán lazos de unión, de amistad, de igualdad, quizá porque aprenderás el lenguaje mágico de los lugares que verás. Recorrer el Camino, te hará sentir nuevo, diferente, te sentirás más cerca de la verdad, de tú verdad. Cuando al final cumples tu meta y te das cuenta, te abordan los sentimientos, el tiempo, las vivencias obtenidas, como un bonito sueño, sin recordar los sinsabores que te hayan podido asaltar. Recorrer el Camino, iniciarlo en Roncesvalles, con su bosque en eterna primavera, te recibe majestuoso, no hay cielo ni horizontes, solo colores y un olor especial, con un ambiente de bonitas sensaciones. Es el inicio del Camino, el inicio de tu ansiedad. De todos los caminos que veas, recorre siempre aquél que te mande tu corazón. ¡Ya nada me puede parar!...........
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